¿CUTE? Sí, pero eso no significa que tengamos que esconder nuestra (poquita) mala leche. Estas alpargatas de cuña beige tienen la energía de esa amiga que parece tranquila hasta que se pide un par de chupitos de tequila y, por encima del volumen de la música, le tienes que recomendar (porque nosotras no gritamos) que pare.

¿Que cómo se atan? Con unos cordones planos muy sutiles que dicen “namasté” cuando lo que en realidad quieren decir es “aparta, que tengo luz propia y me la estás tapando”. Por cierto, el detalle de los cordones en la puntera no es decoración, es actitud. Cuña que estiliza, cuerda que sujeta y personalidad que descoloca. ¿Qué más quieres pedir a un zapato, niña?

Quedan bien con falda, con vaquero, con vestido o con el drama del día, porque estas alpargatas escuchan, pero no juzgan. Si estás hasta las narices de que no te tomen en serio, póntelas y echa a andar. Porque te puedo asegurar que si Barbie hubiera nacido en Malasaña, se pasearía todo el día con estas sandalias en los pies.

Pinkie promise.